La Era de la Ignorancia

La Era de la Ignorancia      Charles Simic

La ignorancia generalizada bordeando con idiotez es nuestra nueva meta nacional. De nada sirve pretender lo contrario y decirnos, como Thomas Friedman hizo en el Times hace unos días, que las personas educadas son los recursos más valiosos de la nación. Claro que lo son, pero ¿todavia los queremos? No me parece a mi que lo hagamos. El ciudadano ideal de un estado políticamente corrupto, como el que ahora tenemos, es un idiota crédulo incapaz de diferenciar la verdad de la mierda.Una población educada y bien informada, del tipo que requiere una democracia que funcione, sería difícil mentirle y no podría ser dirigida de la nariz por los diversos intereses creados que corren como locos destruyendo este país. La mayoría de nuestros políticos y sus asesores políticos y cabilderos se encontrarían desempleados, al igual que los charlatanes que se hacen pasar como formadores de opinión. Afortunadamente para ellos, nada tan catastrófico, aunque perfectamente merecido y ampliamente bienvenido, no tiene la mínima posibilidad de ocurrir en cualquier momento pronto. Para comenzar, se puede hacer más dinero de los ignorantes que de los ilustrados, y engañar a los estadounidenses es una de las pocas industrias locales crecientes que aún tenemos en este país. Una población verdaderamente educada sería mala, tanto para los políticos como para los negocios.

Nos llevó años de indiferencia y estupidez para hacernos tan ignorantes como lo somos hoy. Cualquiera que haya enseñado en la universidad durante los últimos cuarenta años, como yo, puede decir cuánto menos saben los estudiantes que salen de la secundaria cada año. Al principio fue impactante, pero ya no sorprende a ningún instructor universitario que los agradables y entusiastas jóvenes inscritos en sus clases no tengan la capacidad de captar la mayor parte del material que se enseña. Enseñar literatura Americana, como he estado haciendo, se ha vuelto más y más difícil en los últimos años, ya que los estudiantes leyeron poca literatura antes de ingresar a la universidad y a menudo carecen de la información histórica más básica sobre el período en que se escribió la novela o el poema. incluyendo qué ideas y temas importantes ocuparon a las personas pensantes en ese momento.

Incluso la historia regional ha recibido una corta absolución. Estudiantes que vienen de los viejos pueblos textileros de Nueva Inglaterra, como he descubierto, nunca se les informó acerca de las famosas huelgas en sus comunidades en las que trabajadores fueron asesinados a sangre fría y los perpetradores salieron impunes. No me sorprendió que sus escuelas secundarias fueran cautelosas de plantear el tema, pero me sorprendió que sus padres y abuelos, y cualquier otra persona con la que entraron en contacto mientras crecían, nunca mencionaron estos ejemplos de grave injusticia. O bien sus familias nunca hablaban sobre el pasado, o sus hijos no estaban prestando atención cuando lo hicieron. Fuera lo que fuese, uno se enfrenta al problema de cómo remediar su vasta ignorancia sobre cosas que ya deberían haber conocido como las generaciones de estudiantes previas a ellos.

Si esta falta de conocimiento es resultado de los años de embrutecimiento de la curricula de estudios de la escuela secundaria y de las familias que no hablan con sus hijos sobre el pasado, hay otro tipo de ignorancia más perniciosa que enfrentamos hoy. Es producto de años de polarización ideológica y política y el esfuerzo deliberado de los grupos más fanáticos e intolerantes en ese conflicto para fabricar más ignorancia al mentir sobre muchos aspectos de nuestra historia e incluso nuestro pasado reciente. Recuerdo que me sorprendió hace unos años cuando leí que la mayoría de los estadounidenses dijeron a los encuestadores que Saddam Hussein estaba detrás de los ataques terroristas del 11 de septiembre. Me pareció una proeza de propaganda no superada por los peores regímenes autoritarios del pasado, muchos de los cuales recurriero a campos de trabajos forzados y escuadrones de fusilamiento para forzar a su gente a creer algunas falsedades, con éxito incomparable.

Sin duda, Internet y la televisión por cable han permitido que diversos intereses políticos y corporativos diseminen la desinformación a una escala que antes no era posible, pero para que se crean, requiere de una mal educada población no acostumbrada a verificar las cosas que se les dice. ¿En qué otra parte del mundo un presidente que rescató a los grandes bancos de la bancarrota con dinero de los contribuyentes y permitió que el resto de nosotros perdieramos $12 billones de dólares en inversiones, fondos de jubilacion y valor de viviendas se le llamaria socialista?

En el pasado, si alguien no sabía nada y hablaba tonterías, nadie le prestaba atención. Ya no más. Ahora esas personas son cortejadas y aduladas por políticos conservadores e ideólogos como «Verdaderos Americanos» defendiendo a su país contra el gran gobierno y las élites liberales educadas. La prensa los entrevista e informa sus opiniones seriamente sin señalar la imbecilidad de lo que creen. Los mercachifles, que los manipulan por los poderosos intereses financieros, saben que se les puede hacer creer cualquier cosa, porque, a los ignorantes y los fanáticos, las mentiras siempre suenan mejor que la verdad:

  • Los cristianos son perseguidos en este país.
  • El gobierno viene a buscar tus armas.
  • Obama es musulmán.
  • El calentamiento global es un engaño.
  • El presidente está forzando la homosexualidad abierta en el ejército.
  • Las escuelas impulsan una agenda de izquierda.
  • La Seguridad Social es un derecho, no diferente de la asistencia social.
  • Obama odia a la gente blanca.
  • La vida en la tierra tiene 10,000 años y también lo es el universo.
  • La red de seguridad contribuye a la pobreza.
  • El gobierno te quita dinero y se lo da a universitarias enloquecidas por el sexo para que paguen por su control de la natalidad.

Podrías enumerar fácilmente muchas más ilusiones comunes creidas por los estadounidenses. Son mantenidas en circulación por cientos de medios políticos y religiosos de derecha, cuya función es fabricar una realidad alternativa para sus televidentes y sus oyentes. «La estupidez es a veces la mas grande de las fuerzas históricas», dijo Sidney Hook una vez. Sin duda. Lo que tenemos en este país es la rebelión de las mentes embotadas contra el intelecto. Es por eso que aman a los políticos que critican a los maestros que adoctrinan a los niños contra los valores de sus padres y resienten a los que demuestran capacidad para pensar de manera seria e independiente. A pesar de su bravata, siempre se puede contar con que estos tontos votaran en contra de su propio interés. Y eso, por lo que a mí respecta, es la razón porque se gastan millones para mantener a mis conciudadanos ignorantes.

March 20, 2012, 10:55 am